A raíz de la crisis económica globlal suscitada entre el 2007 y el 2008, causada por el derrumbe de los préstamos hipotecarios, los bancos se vieron en la necesidad de congelar todo tipo de préstamos, límites de créditos y relación con varios de sus mejores clientes.
Sin embargo, bien es sabido: cuando surgen los mayores problemas se presentan las más grandes oportunidades. Entonces, si los bancos estaban congelados y las personas necesitaban el dinero ¿qué se podía hacer?
La respuesta por absurda que parezca es por demás sencilla: Buscar alguien más que pudiera prestar. Pero ¿quién podía hacerlo?