Compartimos algunas acciones a considerar para incrementar las probabilidades de éxito en las PyMEs.

Tener un negocio propio es la meta que, crecientemente, se trazan muchos mexicanos. Si bien, iniciar un negocio es relativamente sencillo, el reto es mantenerse operando por un periodo sostenido, conseguir un crecimiento y eventualmente consolidarse en el mercado.

De acuerdo con datos del Centro de Desarrollo para la Competitividad Empresarial, sólo 25% de las PyMEs en México sobrevive a los primeros dos años e INEGI agrega que las empresas de nueva creación sólo viven un promedio de 7.7 años.

Adicional, en los tabulados del estudio Esperanza de Vida de los Negocios en México, también del INEGI, se detallan las probabilidades de supervivencia por rango de edad y se confirma la dificultad que representan los primeros años.

De cada 100 PyMEs sólo 66 logran mantenerse operando después del primer año, 47 superan al segundo año y para el quinto año, 32 continúan en el mercado. Y todo esto, sin considerar la emergencia de la crisis asociada al COVID-19.

A partir del año siete, las empresas logran estabilizarse, así que, esta es la meta que deben superar los emprendedores.

El alto índice de fracaso, se suele atribuir a las amenazas que sufren las empresas desde fuera, particularmente al ambiente. Si bien, en los últimos meses la pandemia ha sido el principal factor de muerte de las PyMEs, existen otras razones estructurales para ello, como los altos costos de financiamiento y la complejidad legal para establecer un negocio formal.

Para incrementar las probabilidades de supervivencia de sus negocios, los emprendedores deben considerar estas acciones para enfrentar cada tipo de riesgo:

Estratégicos: Ser flexibles para protegerse y adaptarse a los cambios económicos, como el más reciente reto que impuso la pandemia.
Cumplimiento: Considera el ambiente legal y regulatorio.
Financieros: Considerar fuentes adecuadas de recursos y asesoría como acompañamiento. En PitchBull apoyamos justamente con procedimientos alternos al sistema bancario.
Operacionales: Establecer estructuras de control interno.
Ambientales: Considerar los requerimientos establecidos legales sobre medio ambiente.
TI: Invertir en la gestión de la información y la prevención de amenazas tecnológicas.
RRHH: Invertir tiempo en seleccionar al talento y convertirlo en socio del negocio, así como ser flexible conforme a las nuevas tendencias laborales (espacio, frecuencia).

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